THE MAGIC BUS

Es una fría y triste tarde de sábado o de domingo o tal vez del lunes, que vaina, nunca me acuerdo en que día estoy y mucho menos de las fecha, solo sé que hoy vine al parque, desde que te fuiste se ha convertido en una rutina, en una costumbre, en un hábito y por qué no en una obsesión.

Antes de llegar al parque siempre paso por la tienda de Marciana, si la vieras, cada día se cree más joven, es toda una Cuchi Barbie. Le digo que me venda una bolsa muy grande de maíz pira, maíz pira, que esta vez no será para hacer las críspetas rosadas saturadas de azúcar que tanto te gustan. Marciana me entrega el pedido y yo emprendo mi caminata hacia el parque. Es una caminata cansada, triste, culposa, pero a la vez , esperanzadora y llena de ilusión.

Llego al parque y al no verte, pierdo toda esperanza, pero no importa, me siento y empiezo a alimentar a las palomas y mientras lo hago, pienso en nosotros, en lo cobarde y lo inocentes que somos. Pienso en palabras y abrazos perdidos, pienso en todo y no me gusta, me duele, me da rabia, me da ansiedad, me preocupa, me distorsiona por completo.

Soy consciente de que no podemos retroceder, de que nada se congela en el tiempo, de que todo es cambiante y no duradero, de que hoy estoy aquí arrepintiéndome una y otra vez de una decisión y mañana tal vez esté cagada de la risa en un lugar desconocido con gente fingiendo quererme, de que no tengo la capacidad de borrar de mi memoria lo que desee.

Pienso en todo en lo que es y no es, pienso en lo bonito que pudo ser y no fue, en que todo lo tiramos a la basura por lealtad a una amistad que ni siquiera existe, en que estamos matando al amor sin ni siquiera conocerlo, en que fingimos y pretendemos todo el tiempo, en que nuestra decisión de alejarnos es lo más absurdo que he hecho en mi vida, en que todo lo que estamos haciendo carece de sentido alguno.

Hoy , sentada aquí, en esta banca vacía y alimentando a animales que tal vez no tengan ni idea de lo que en realidad siento , me pregunto una y otra vez que ha sido de tu vida desde aquella noche que fuimos al mirador para ver las estrellas, pues desde ese día decidiste perderte y no te juzgo, tal vez el miedo te ganó la partida, tal vez estas mas confundido y vuelto mierda que yo , tal vez no sabes qué hacer ni que decir y por eso huyes y te escondes como si fueras un niño jugando a las escondidas, pero un niño que no tiene la intención de salir a tocar el tuche , pues estoy segura, de que seguirás escondido un buen rato, sin dejarme verte, sin dejarme sentirte, sin dejarme saber de ti.

Por ahora, creo que seguiré viniendo al parque, es lo único que me da paz y me permite encontrarme conmigo misma y desde aquí, con pronóstico de lluvia, espero que sufras pero que no mueras.